«Para no acabar haciendo el necio, prefiero no empezar haciendo el listo»
William de Baskerville («El nombre de la Rosa»)
«[…] sin embargo, imaginando órdenes falsos habéis encontrado algo…»
Adso de Melk («El nombre de la Rosa»)

martes, 6 de marzo de 2012

Imposibilidad del amor o la potencia de la impotencia

En un texto del evangelio de Juan -evangelio que por una parte está estructurado como proceso judicial y, por otra, insiste de manera particular sobre el amor, esto mediante la enunciación-entrega del Mandamiento del Amor, y por tanto también inserto en un ámbito de lo difícilmente justificable en un "fundamento" per se-, después de la Resurrección, Jesús interroga a Pedro sobre el amor, la respuesta de Pedro, termina en una aserción de inmensa sensatez: "Señor Tú lo sabes todo -yo no lo sé, y más aún, aunque tal vez yo no lo sepa-, Tú sabes que te quiero".

No me es posible saber si amo, ante el amor me descubro impotente y expuesto a muchos posibles autoengaños. Decir "te amo" implica asumir que lo sé, pero ¿es posible tal certeza? tal vez en último término la única posibilidad es remitirse al otro, a saberlo a través de él... quizás este es un conocimiento vedado a los seres finitos como el ser humano. La instancia teológica es la posibilidad no sólo del amor, sino de su conocimiento.

2 comentarios:

  1. Pepe, ¿porqué el evangelio de Juan está estructurado como proceso judicial? Es interesante la perspectiva... AHora siguiendo a N.P. Gonzalez-Faus que pide ser una primera reflexion para que haya otras, ahora que hablas de esto, pienso en que la pregunta sobre el amor proviene -según la reconstrucción joánica- de la advertencia de quien ama (o cuando menos que se aderoga el titulo del "discipulo amado"... es Juan el que reconoce desde la barca (de la iglesia?) a Jesús y que al oir esto Pedro -que andaba ocupado pescando mas que en ver quien estaba en la orilla- y que por tanto la pregunta que se le hace es de una u otra manera: Pedro, ahora que viste que el amado-amante es el que me puede reconocer (Es el Señor) ahora te pregunto: estas dispuesto a amar para reconocerme? estas dispuesto a "Re-conocer" (como potencia de la impotencia) para amar? Un abrazo!!!

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    1. Esta reflexión es, además de hermosa, muy muy profunda. También cabe la posibilidad, sin quitar el enfoque anterior, que Juan, además de considerarse el discípulo amado, era el más joven de los discípulos, por lo tanto menor de 40 años y sin ¡presbicia! A diferencia de Pedro, era capaz de ver a la distancia con facilidad. Esta realidad física no quita la realidad profunda espiritual, je je.
      Saludos...

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